Desde hace varios años cuando inicié mis estudios universitarios y posteriormente mi etapa laboral en el mundo corporativo, he venido escuchando sobre la enorme importancia de vivir y trabajar con fundamento en una estrategia para obtener resultados óptimos. Y con base en esta premisa, nos ocupamos durante años en hacer juiciosos diagnósticos y complicados estudios, pasando por un sinnúmero de fórmulas dirigidas a construir estrategias ganadoras, en su gran mayoría fundamentadas en los recursos, en los objetivos, la ejecución, el seguimiento y una serie de conceptos que por lo general no son llevados a la práctica.

Es mucho el tiempo que nos distraemos en la identificación y desarrollo de estos procesos, cuando la estrategia más importante es tan simple, tan fácil de ejecutar y la tenemos todos a la mano. Y no es otra cosa que “ser buenas personas”, así de sencillo, tal como suena. Esta estrategia debe partir de una decisión personal que en la medida en que cada uno la vaya ejecutando, vamos a lograr un mundo mucho mejor.

Ser buenas personas no es otra cosa que vivir de acuerdo con unos valores fundamentales, esos valores que son eternos, innegociables, los de toda la vida; que debemos defender, fortalecer y promover permanentemente en nuestro entorno. Para facilitar su implementación, podríamos comenzar solo por 4: La honestidad, la humildad, el respeto y la solidaridad. No son muchos, ni muy complicados, pero si nos darían las bases para lograr ser mejores personas.

Empecemos por la honestidad, entendida como esa decisión de vivir con transparencia frente a todas las acciones que emprendemos, desde la más simple hasta la más compleja; de mirar con total tranquilidad a la gente a los ojos porque no tenemos nada que esconder, donde todos saben a qué atenerse con nosotros porque nuestras cartas están siempre por encima de la mesa.

Qué decir de la humildad, para mí uno de los valores más importantes que debemos tener, esa que nos permite reconocer nuestros errores, aplaudir el éxito de los demás, pedir ayuda, aceptar concejos, incluso callar. Esa que tanta falta le hace a una sociedad marcada por los egos.

El respeto debe convertirse en un hábito. En la medida en que nos respetemos unos a otros, con nuestras costumbres y pensamientos, tendremos una sociedad fundamentada en la tolerancia donde las agresiones serán parte del pasado.

Y la solidaridad, esa que tanto ha ayudado en esta época de pandemia, donde entre todos nos ayudemos con desinterés, sin esperar nada a cambio, con absoluta generosidad.

De esta forma, estamos sentando las bases para generar cambios fundamentales partiendo de acciones individuales muy sencillas.

No es tan difícil, de hecho nacemos así, siendo buenas personas, lo que ocurre es que con el paso del tiempo las influencias externas nos hacen cambiar. Los invito a que empecemos por estos cuatro valores; qué maravilloso fuera que viviéramos siendo mejores seres humanos, mejores personas; todo, absolutamente todo, sería muy diferente. Esta debería ser nuestra mejor estrategia.

Luis Guillermo Buitrago Castro
Comunicaciones Estratégicas y Liderazgo
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