El miedo, de acuerdo con Wikipedia, “es una emoción caracterizada por una intensa sensación desagradable provocada por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente, futuro o incluso pasado. Es una emoción primaria que se deriva de la aversión natural al riesgo o la amenaza, y se manifiesta en todos los animales, lo que incluye al ser humano. La máxima expresión del miedo es el terror”.
En estricto sentido, por el hecho de ser una emoción primaria es automática y cumple una función beneficiosa y de adaptación al favorecer nuestra reacción a un estímulo. Es decir, es fundamental para garantizar nuestra supervivencia, haciendo que nos protejamos ante situaciones peligrosas y que reaccionemos positivamente, con mucha adrenalina ante hechos retadores. Sin duda alguna es uno de los principales protagonistas en el comportamiento de los seres humanos.
Eso sí, nos hace reaccionar solamente cuando percibimos que algo nos puede afectar directamente. Hay situaciones que se pueden ver muy complejas para todos, pero que solo nos generan miedo cuando de verdad las sentimos como una amenaza cercana.
Si lo entendemos de esta forma, podemos hacer que juegue a nuestro favor y que de manera genuina nos permita estar más seguros, evitando riesgos innecesarios; así mismo y muchas veces sin darnos cuenta, nos puede ser de gran ayuda para lograr hacer cosas impensables. De hecho, debo confesar que cuando estaba en el mundo corporativo, en ocasiones utilicé este tipo de miedo como herramienta retadora para sacar lo mejor de las personas.
Por el contrario, existen también miedos no tan buenos, que son limitadores y nos impiden salir de zonas de confort, nos bloquean, no nos dejan actuar, cumplir sueños, emprender, obligándonos incluso a vivir vidas ficticias, modelos de vida que nos han vendido como los ideales, todo por el miedo al “qué dirán”.
Otra cosa muy distinta es lo que pasa cuando muchos “estrategas inescrupulosos” utilizan el miedo de manera descarada, manipulando, utilizando de forma subrepticia las redes sociales, inventándose supuestos peligros, a punta de mensajes tendenciosos que muchas veces más que miedo generan pánico, logrando que la gente actúe mecánicamente como ellos quieren, siempre en beneficio de sus propios intereses o de quienes los patrocinan.
Ejemplos típicos los tenemos a la mano, como cuando gracias a estas estrategias se eligen gobernantes, se aprueban o desaprueban reformas, se desprestigian vacunas, se acaba con la honra de las personas, etc.
Debemos hacer conciencia y entender cuando nos están manipulando con el miedo, para tratar de evitarlo a toda costa, y no prestarnos para que logren su cometido. Recogiendo un concepto que analizamos hace algunos días en este mismo espacio, vacunémonos también contra este tipo de miedo, logrando crear una inmunidad de rebaño que nos aleje de vivir en una sociedad atemorizada que actúe respondiendo a intereses ajenos y mezquinos.
Procuremos entonces que el miedo siempre juegue a nuestro favor, para ello debemos hacer las pausas requeridas que nos permitan tener el control de nuestra vida, liderándola sin dejarnos influenciar. Dejemos de contaminarnos a punta de tanta información perversa que nos llega a través de las redes sociales, evitando de una vez por todas que inescrupulosos sigan haciendo de las suyas y nos sigan manipulando.

Luis Guillermo Buitrago Castro
Comunicación Estratégica y Liderazgo
luisgbuitrago@gmail.com
www.luisguillermobuitrago.com

© Luis Guillermo Buitrago. Derechos reservados.
Terminos de uso | Politica de privacidad | Creado por CASTAÑO360